Capítulo 1 Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer los nuevos inventos. Melquíades, que era un hombre honrado, le previno: «Para eso no sirve. Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de sus conjeturas. Exploró palmo a palmo la región, inclusive el fondo del río, arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el conjuro de Melquíades. Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron desarticular la armadura, encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con un rizo de mujer. En marzo volvieron los gitanos.
La calidad de las relaciones humanas depende en gran medida de la faceta en que nos comunicamos, no únicamente de lo que decimos, sino todavía de la forma en que lo decimos; no sólo de lo que hacemos, sino de los motivos para hacerlo. Cuando la dependencia desequilibrada o el recelo, la hostilidad, las excesivas exigencias y las expectativas distorsionan una relación, estos defectos se manifiestan en la forma en que los cónyuges se comunican entre sí. Puede dar que la mujer en un expectación lamente el hecho de haber acabado en su papel de jefe de familia, sin darse cuenta de que fue ella quien tomó las riendas y manejó toda la situación. Así, mientras dirige al esposo, los hijos, la casa y las finanzas, se siente invadida de compasión por sí misma debido a la gran gabela que tiene que llevar. Si él se mantiene bebiendo todavía, la constante actitud protectora de su mujer le facilita abstenerse de pedir ayuda. Carencia lo incentiva a lograr la austeridad. De hecho, esto no puede hacerse sin provocar una guerra familiar.
Participa con tus comentarios. Antes de reaccionar a una situación tensa, toma unos momentos para respirar profundamente y contar hasta Disminuir la velocidad puede becar a calmar los nervios. Expresa tus preocupaciones y necesidades de forma clara y directa, sin dañar a otros o tratar de controlarlos. Haz poco de ejercicio La actividad física puede dar salida a tus emociones, especialmente si estas a punto de chascar. Identificar las posibles soluciones En lugar de centrarse en lo que te hizo enfurecer, trabaja en la opción del problema en cuestión. Cierra la puerta. Recuerda que el enfado no soluciona nada y sólo podría agudizar la situación. Se respetuoso y especialidad.