Es una aplicación para ligar. La había visto una vez en una fiesta. Me dio envidia el tipo que me la enseñó, pues con el dedo pulgar iba descartando o eligiendo chicas como si tuviera un harén en las manos. Era cruel e indoloro. Yo también quería tener un harén en las manos y por eso me instalé el Tinder, para disfrutar de la crueldad indolora de la tecnología.
Las rodillas. El codo. La planta del pie. Un chicle.