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Como conocer 12075

La causa de las mentiras dependen, en gran parte, de la edad del niño: Menores de 3 años: En realidad no mienten aunque digan cosas que no son ciertas pues para ellos sí lo son y, por lo tanto, se ofenden si les dices que mienten pues para ellos todo lo que dicen es verdad. Entre 3 y 5 años: La mentira a esta edad suele formar parte de sus juegos e historias de fantasía y no suele producirse de manera consciente. A veces mienten porque imitan lo que ven, es decir, si nos ven mentir en determinadas ocasiones, es muy probable que imiten ese comportamiento nuestro. No obstante, en ocasiones sí se convierte en un arma para conseguir lo que quieren, y es ahí cuando hay que tener cuidado. También empiezan a darse cuenta de que mentir les puede ayudar a librarse de un castigo.

Pensamos en todo lo que haríamos con ese dinero e incluso imaginamos cómo sería la casa que nos compraríamos, dónde viajaríamos y qué haríamos con el trabajo actual. Al poco tiempo volvemos a la realidad y nos recordamos a nosotros mismos que no hemos logrado ese sueño y que lo que vivimos es muy aparte a lo soñado. No tiene carencia de malo soñar despierto, ayuda a motivarnos para conseguir cosas y de hecho, hay estudios que demuestran que la mayoría de personas sueñan despiertos al menos una vez al fecha. El problema es cuando el ensoñar despierto o las ensoñaciones son constantes y de forma excesiva. Llega un punto en el que se produce una desconexión con la realidad, lo que en psicología llamamos disociación y la persona puede confundir la existencia con el sueño.

Cuando afirmo esto, clientes y alumnos suelen mirarme con una mezcla de escepticismo y extrañeza… Todos nos sentimos capaces de distinguir lo real de lo que no lo es, aunque no todo es tan sencillo como parece. La lectura que cada una hacemos de la realidad, llena nuestro fecha a día de suposiciones, interpretaciones y prejuicios sin tan siquiera ser conscientes de ello. En el artículo de hoy vamos a revisar esta a veces fina frontera entre lo ensoñador y lo real, por qué a cierto nivel resulta tan complicado distinguirlas y algunas de sus implicaciones en nuestra vida cotidiana. A nuestro magín no le gusta no saber. Alce el interrogante de algo que desconoce, activa un mecanismo que corre a completar el incómodo hueco. El magín deja de ver cuando cree conocer El científico e investigador David Rosario lo explica así en esta encuentro : «El origen de cualquier brete es olvidar que estamos viendo una imagen mental y no la existencia. Cada vez que el cerebro encuentra un parecido entre situaciones, personas, cosas…, simplifica el asunto asignando el mismo nombre a todas ellas: el magín deja de ver cuando cree conocer. Como propone Sako Asko en esta ilustración, todos ellos suelen ser un tiquet de ida al «infierno».

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